domingo, 21 de junio de 2015

El viento pasaba despacio aquella mañana mientras el mar gritaba, me dio tiempo para mirar cada una de las partículas, que me dejaron en silencio, viendo pasar flotando los pedazos del castillo que levante desde la arena, todo imperio cae, generalmente por una traición al interior y que mas traición que nuestra propia naturaleza, nuestra devoción al instinto, nuestra perversión al planear cada segundo. 
Tu convertido en un concepto universal ahora fragmentado en ideas, y solo basta una píldora para que no seas recurrente, la muerte y el amor ambas unidas, ambas enseñan pero solo hasta su final inminente.
La noche en que lo decidí de nuevo llegaste, sabia que era mentira pero aun así deje que me arrastrase, un recuerdo también llega a ser consuelo, una nueva luz, una estrella, un brillo sin certeza, me quedo sentado contemplando el firmamento, una llama que me muestra el infinito abismo de posibilidades, convertidas en momentos como cada uno de los que en mi mente desgasto, aferrandome para que me acompañen en este extraño camino, solo espero encontrar los rostros y las sonrisas que me aparten de esta cima.


¿Un sorbo de realidad o un mar de mentira?

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