sábado, 14 de febrero de 2015

Ahora el que gira es el reloj, las manecillas y las horas, inmóviles, pierden el valor, tus palabras van perdiendo calor, los conceptos que conforman este obligado dolor van cayendo, del universal al particular terminando en un nexo que me une con el viento, con la fuerza del desierto, estéril y crudo, extremo calor, extremo frió, agreste desde hace unos años, desilusionado como aquel herido que jamas deseo ser curado,

No entendí como llegamos pero sabia que el sendero recorrido terminaría en esto, desde el primer giro, aquel parque tan poco encendido.

Ahora todo esta tan insípido, sin color ni libido.

El dolor reflejado en sus caras, hace que mi piel se erice, la inconsciencia el pensar en tomar el color, hasta pasar por una pizca de humillación,

Arrastrando rencores, dolores que son de otras generaciones, la palidez de un alma, el desinterés, solo quiero ver todo arder, todos dicen que esa no es una razón para ser, y un baño de luna la luz de mis velas, aun sigo buscando el lugar, perderme en el rojo coral que brota de la piel no me liberara.