El camino, sin pedirlo miras implorando, melancolía brillando a través de luces, la búsqueda se resigna a seguir por este camino, sentir mas allá de la piel la respuesta, las viseras, la sangre llena de diamantes que brota y explota.
Y a ellos, los extraño, los veo cerca pero ya no los siento, mis sonrisas ya no son tan intensas. El brillo, la luz de una vela que busca suplicante el sendero, buscando desesperado calor, el principio, la ilusion, desnudando cuerpos sin ninguna consideración, el desequilibrio del sin razón, la brusquedad del cambio, la desesperada búsqueda de una forma de transición, la trascendencia en un mundo de instantes, suplico por momentos, los mismos que pierdo en cada desacierto, en cada palabra innecesaria que no pierde la esperanza, los pulsos me sumergen en el descontrol, un deseo, un segundo y el palpitar de carne, el odio por un instante, el olvido que acecha a mi vida restante.
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