El cielo y las nubes, la sutileza negada, el deseo que se transforma en mentira, el ideal de lo que me presentan en una realidad con origen inexistente, el punto de partida una mente retorcida, nublada, contradictoria y negada.
¿Cuando y donde podre tocar el cielo?
Las imágenes quedan plasmadas, un recorrido obligado y ningún motivo presentado, pasos, saltos, subiendo y bajando peldaños sostenidos por rostros, mentes y vidas completa e inconscientemente abatidas, cómplices o pendientes, despedidas o tan cercanas, muertas y asfixiantes, todas ellas pasados futuros y presentes acompañantes, vidas enteras o instantes compartidos, y en una sonrisa, el mar, un sol brillante, esa sensación que inunda el pecho y doblega mi rencor y remordimiento; el brutal escape presentado solo en mentalmente diminutos instantes, el roce de cielo recuerda el instante que te condena a seguir corriendo, ciclos eternos alimentando soles restando atardeceres, solo puedo prometer recuerdos...
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