Abierta la puerta cansada, la rabia y la agobiadora
necesidad,
como ese frio viento que llega de repente por las tardes de
ocio , el cansancio invade de soledad.
Cada paso es solo una necedad, tatar de resistir,
pero sé que pronto voy a caer y no habrá nada por hacer,
un templo se elevara entre cimientos inestables, mis ideas y
mis escrúpulos,
y aunque dure lo que tenga que durar.
Aunque me sofoque de cansancio y monotonía,
sé que lo volveré a provocar.
Cada día estoy más exhausto, veo como pierdo estabilidad,
como me dejo caer, a negar la soledad.
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