Es una sensación vieja pero de vez en cuando florece, como
una herida, como un hueso reacciona al frio cuando se fractura, aun después de
años de haberse quebrado, y es que pensando en la profundidad de la cultura y
el tiempo en que vivimos, tan miserable y lejano, no pida esperar más la traición
llega sin poder vitarlo, siempre como un golpe bajo, un balde de agua fría, y de
repente el culpable eres tú, tu falta de atención de falta de visión, y ya lo decía
mi amiga siempre espera lo peor para que no te sorprendas, libra en tú mente
todas la posibles batallas para que ninguna te tome por sorpresa, y es que
ahora es tan fácil el acceso a la desinformación al vacío y la desolación, solo
una llamada basta para sentirse solo, y un mensaje sin responder para ser miserable una y otra vez, una pantalla donde toda la
historia se pueda ver, se pueda leer.
Tanta miseria nos devuelve eso en sus acciones, no debería decir que tengo la razón pero es inevitable
saber y ver que está sucediendo, que somos simples y predecibles, fáciles de
leer pero fáciles en hacernos creer, creí que vendría por ser un día especial, creí
que estaría porque siempre estuve, tan inútil esperar, tan inútil tratar de
hacerlo cambiar, y tan inútil aceptar esa cita que finalmente solo será una
sonaja entre miles, un recuerdo de que no será lo que necesitaba y de que nunca
llegara por más que espere.
Ese encanto desperdiciado, deberá ser monetizado, las horas
pasan consumiendo la sonrisa, la piel y la paciencia, el rostro refleja el
interior y con la edad es inevitable engañar los años apresantes y desgastantes.