Y es que he decidido ser la fábula y no el cuento, pues en
esta existencia ninguno tenemos certeza de que las palabras del otro sean algo
cierto.
Soy el amuleto trayendo y alejando, desde el amor a la
desgracia, pues tener y atesorar al final de cuentas no valen nada.
El cuerpo mas desnudo hasta dejar ver el alma, incluso el espíritu
abandona cuando se ama.
Quiero ser la plegaria, el baile, el ritual, el movimiento,
la respuesta del dios que cada uno genera en su intelecto.
Y me empeño en ser la respuesta de un amor desesperado, del
que ama primero sin saber que siempre le he anhelado.